Día 10. Último día de pedalada

1 de Septiembre. Ara – Sieso de Jaca

Llegamos al noveno día de ruta despertándonos en el espacio de Fundación 3 Piedras. Mientras nos deshacíamos de las legañas el grupo de desayuno preparaba el desayuno en el porche. Una vez acabamos el desayuno y la recogida, recibimos la visita de Bea, componente de la fundación. Junto a ella trabajan María y Luis, zaragozano y fundador de 3 Piedras. Bea nos compartió todos los proyectos que desarrollan: residencias artísticas, el festival de cine La NuEra, talleres sobre saberes rurales, el banco de semillas locales…

Pero más allá de todo lo vinculado a la fundación, pudimos aprender mucho de la experiencia de vida de 3 piedrasBea. Bea nos dejó claro que siempre estaremos a tiempo de dar un giro a nuestras vidas y hacer una apuesta por nuestros sueños, la clave está en seguir el camino hacia aquello que nos haga felices. 

Eran ya más de las once, y aunque el sol lucía plenamente, la previsión amenazaba con llover. Así que una vez acabamos e hicimos la foto de rigor, volvimos a ponernos en marcha para llegar al que sería nuestro último destino. Al ser una carretera tranquila y con muy poco tráfico disfrutamos nuestra última pedalada todas juntas, sin que faltasen las charletas y el cante. El poco desnivel positivo también invitaba a ello. 

Dejamos la carretera asfaltada para coger una pista que nos llevaría a la meta final, Sieso de Jaca. La primera tarea fue descargar la furgoneta de apoyo, la segunda, darnos una ducha colectiva para refrescarnos tras la subida. Entre tanto nos llegó la hora de comer y como el hambre nunca nos fallaba acabamos con toda la cazuela de pasta. 

siesoPor la tarde nos juntamos con las vecinas que nos explicarían el proyecto. Eran muchas las inquietudes que teníamos y pregunta a pregunta fueron aclarándonos todas las dudas. Después, aprovechando que había refrescado, salimos a dar un paseo por las callejuelas del pueblo, conociendo los distintos espacios y sus funciones. Cuando las tripas empezaron a sonar, pudimos disfrutar de la cena que nos prepararon los vecinos en el comedor común. Al final la tormenta se atrasó, y nos acostamos con la luz de los rayos en la lejanía. 

Poder darle el cierre a la ruta en un lugar como Sieso fue la guinda del pastel. Nos quedaba todavía todo un día para seguir empapándonos de ese modelo de vida comunitaria mientras nos hacíamos, a pesar de todos los pesares, a la idea de que Rural Forks llegaba a su fin.

Más por explorar