30 de agosto. Artieda – Santa Engracia de Jaca
Llegó el Miércoles y ya llevábamos una semana con la experiencia Rural Forks. Amanecimos en el albergue de Artieda. Los más madrugadores hicieron yoga, con unas vistas privilegiadas a las montañas del Pirineo. Un día más, el yoga aportó una buena dosis de fuerza y relajación al cuerpo. Pero otros, igual de bien pensados, decidieron apurar y dormir un poco más. Tuvimos la suerte de conocer el albergue, muy cuidado y super acogedor. Desayunamos un día más juntos disfrutando de un desayuno muy completo: fruta, tostadas, dulces, café, infusiones… Es justo lo que necesitábamos para coger fuerza y comenzar el día con una sonrisa.
Después de desayunar Víctor nos introdujo la lucha histórica que el pueblo ha tenido durante décadas contra la construcción del pantano de Yesa, y sigue actualmente contra el recrecimiento. A continuación conocimos la cooperativa Ixambre de la mano de María y Alfonso, integrantes de la misma. Una vez acabamos con la charla dimos una vuelta por el pueblo para conocerlo y seguir hablando de los retos a los que se enfrentan: vivienda, empleo, socialización y cuidados. Disfrutamos del paseo, de las vistas privilegiadas del pueblo, que se encuentra situado en la cima de la colina, y junto a Ana, una vecina del pueblo, descubrimos las curiosidades arqueológicas de los yacimientos romanos cercanos. Nos contó que hubo una villa en las cercanías y que actualmente se está excavando y estudiando. Terminamos la mañana visitando la torre museo donde está expuesta la copia de la réplica del primer mosaico encontrado y luego vuelta a comer en el albergue.
Al terminar de comer, sin pausa ninguna, tuvimos que salir con la bicicleta camino a Santa Engracia de Jaca, donde nos esperaban en Huevos Arvi para una nueva visita. En esta parte de la ruta nos acompañaron los compañeros del programa Tempero de la televisión aragonesa, quienes nos grabaron en ruta y aprovecharon para entrevistarnos. Era ya la segunda vez que nos visitaba un programa de la televisión.
El trayecto de Artieda a Santa Engracia de Jaca se nos hizo un poco duro, no tanto por los kilómetros o el desnivel, sino porque tuvimos una parte de carretera muy transitada, y para rematar, nos perdimos un poco al final. Pero todo tiene su lado positivo, y mientras nosotras pedaleábamos, no paramos de cruzarnos con coches con matrícula internacional, tuneados de formas muy estrambóticas y las cuales no pararon de pitarnos con sus singulares bocinas.
Una vez en Santa Engracia, Carlos Arto nos abrió las puertas de su corral de gallinas de su proyecto Arvi Pirineos huevos ecológicos y, ya de paso, le ayudamos a recoger los huevos, que los cenaríamos frescos al día siguiente. Merendamos fruta de todo tipo; peras, manzanas, moras y uvas, muchas uvas. Por la tarde, a medida que el sol bajaba también lo hacía la temperatura, así que nos resguardamos en una nave o antigua capilla que nos cedió el ayuntamiento para cenar y dormir. Por la noche, tocaba hacer de nuevo una evaluación grupal, para compartir como nos encontrábamos, como llevábamos el trabajo y ver posibles mejoras. Nos ubicamos por el espacio con nuestras esterillas y sacos para descansar todo lo profundo que pudimos; se notaban los kilómetros y la intensidad de la ruta, pero la ilusión por seguir y conocer nuevas iniciativas hacían que no perdiéramos el ritmo.