-Pedaleo de Calamocha a Blancas-
“Hoy hemos pedaleado entre campos dorados de secano y comentábamos entre nosotras cómo estamos apreciando el paisaje conforme lo observamos y lo conocemos.
Viajando en bicicleta tomamos consciencia de que el entorno se va transformando (a veces sutilmente), mientras percibimos los sonidos, olores y sensaciones que lo acompañan.
Pedaleando, ascendiendo poquito a poco y, casi sin darnos cuenta, hemos llegado a Blancas, donde hemos podido
refrescarnos en el antiguo lavadero, que hacía también las funciones de piscina de la gente del pueblo antaño. El agua estaba bien bien fresquita, un gusto después del calor abrasador bajo el que hemos viajado hoy. José Román, el alcalde del pueblo, nos ha contado curiosidades : “El nombre de Blancas viene de Ojos Blancos y se debe a sus tierras calizas y de yesos. El nombre de “Ojos Negros”, otro pueblo de la zona, es porque sus tierras son negras y en ellas se practicaba la minería”.
Hemos visto la importancia de la atención al nombre del pueblo para conocer más sobre las tierras y quienes las habitan. Por ejemplo, aquí tienen tres gentilicios: “blanqueros” (por el nombre del pueblo), “toyagueros”, por la cría de toyago (Genista mugronensis), planta que prende el fuego muy bien y “patirroyos” porque al bajar al pueblo de Monreal del Campo, llegaban con los pies rojos, llenos del barro de las zonas arcillosas.
Estos días nos nombran mucho la importancia de la alcaldía en estos pequeños pueblos, donde no tener esta figura supone perder la poca autonomía que aún poseen y por tanto, la capacidad de tomar sus propias decisiones si estos son absorbidos por pueblos más grandes. Por ello, las personas del pueblo suelen asumir la alcaldía, sin que esta suponga una vinculación directa a un partido político y como labor voluntaria.
Por la tarde hemos conocido a Ruth, que junto con Lorena forma “Lecciones en Conserva” (@leccionesenconserva), un proyecto que se acerca a los saberes que guardan estos pueblos y sus gentes. Su intención es hacer de guardianas de la memoria, con cariño y una imagen cuidada, mostrando que en los pueblos también se pueden hacer cosas bonitas.
Ruth, que nos ha hablado acompañada de su hija, ha dicho que igual la clave de cómo vivir ya nos la están enseñando nuestras abuelas, a lo que ella llama «coaching rural».
También ha evidenciado cómo ha cambiado la vida en muy poco tiempo y ha destacado que hay cosas que antiguamente se gestionaban mejor, como los residuos. Da la sensación de que esto se está obviando y olvidando. Antes los desechos se aprovechaban para alimentar al ganado o eran reutilizados en la fabricación de otros productos, como el jabón de tajo. Paula, compañera Rural Forker de Soria, nos ha contado que nunca tiene las bragas tan limpias como cuando visita a su abuela, cuyo secreto es ponerles jabón casero y dejarlas directamente al sol, así de fácil.
Después de estar con Ruth, hemos hablado con José Antonio, el padre de Carlos, que juntos gestionan Azafrán La Carrasca
(@azafran_lacarrasca) en formato convencional y Azafrán La Sabina, en producción ecológica. José Antonio nos ha hablado del azafrán, de su importancia antiguamente. Este cultivo que proporcionaba ingresos importantes para las familias, permitiendo la compra de elementos caros pero que mejoraban su calidad de vida en el pueblo, como cierta maquinaria agrícola o un coche, entre otras cosas.
El azafrán se recolecta del suelo directamente a mano, sin maquinaria, y luego se hace la extracción de los estigmas de la flor (“desbriznado”), que son lo que conocemos como “azafrán”. Resulta que no se utilizaba únicamente como condimento alimentario sino que, gracias a sus propiedades que evitan roedores y polillas, se depositaba en bolsitas dentro de armarios y baúles donde se guardaban las ropas especiales (“la ropa de los domingos”) o los documentos importantes.
Este cultivo ha estado muy ligado al territorio y a la vida de estos pueblos. En la época de recolección, los colegios se cerraban y las familias se dedicaban a recolectarlo y desbriznarlo juntas.
Tanto Ruth como José Antonio nos han hablado de cómo las subvenciones son una ayuda importante para desarrollar proyectos y que en muchos casos son la vía que ha propiciado y posibilitado que estas iniciativas se hayan hecho realidad…tomamos nota.
Esta noche dormimos en el antiguo horno, que aunque ahora ha sido transformado en una sala multiusos, en su momento era el lugar donde acudía la gente con sus harinas, encargándose el panadero de amasar y cocinar los panes, muchas veces a cambio de quedarse con una parte ya que el trueque en los pueblos era una actividad fundamental. José Antonio nos habló de su infancia y de cómo era entonces la vida en el pueblo, en la que las personas eran autosuficientes con los recursos que obtenían del cuidado de la tierra, y que las actividades estaban diversificadas, lo que facilitaba el acceso e intercambio de productos entre personas que lo necesitaban. El intercambio con dinero es algo moderno, hay muchas otras maneras de cubrir necesidades y estamos viendo formas diversas de vivir, incluso fuera del sistema.
Estos lugares e iniciativas nos están rociando de semillas, muchas de las cuales ya están germinando en nosotras y removiendo la tierra que llevamos dentro, otras quedarán ahí aguardando el momento de germinar.
El primer día Lucía de Pueblos en Arte en Torralba de Ribota, nos decía que ella es muy de pueblo “que hasta a la piscina va en coche” y resulta que ahora nosotras nos sentimos un poco así también, pero con nuestra bici, con la que vamos de un lado a otro, por cerca que esté el sitio. Hoy nos hemos llevado unas a otras en nuestro portaequipajes, viviendo un poco un “verano azul” parriba y pabajo.
Me despido de ti con una frase que nos han dicho hoy, para cuidar y mantener un mundo rural vivo:
“La solución a la despoblación no es tanto gestionar el tema de la vivienda como que quien tenga raíces que las mantenga”, para que no se pierdan las casas, los campos y las tradiciones, que se recojan, se guarden y se cuiden, que no se dejen olvidar, porque una vez perdidas se vuelven irrecuperables.
Abracito.”


