De casa a Agés: pedaleando por primera vez
Primeros días en la provincia de Burgos,
Os escribimos desde Agés, un pequeño pueblo de poco más de cincuenta habitantes que nos acogerá durante los siguientes días.
Ayer, cada una de nosotras amaneció en un lugar diferente: Jaén, Barcelona, Teruel… Con más o menos horas de viaje a nuestras espaldas, conseguimos salvar las distancias y juntarnos en este pueblecito.
Una grupeta realizó la última parte del camino desde la ciudad burgalesa hasta Agés en bici. En Burgos nos encontramos sin problema.
No había pérdida, aquellas personas con su casa en las alforjas tenían muchas papeletas de ser «Rural Forkers». Desde allí nos adentramos en los campos castellanos y, tras varios “buen camino” cruzándonos con peregrinos del Camino de Santiago, algún que otro charco y piedras, muchas piedras, alcanzamos nuestro destino. Consejo: si os dan a elegir entre camino o carretera, mirad primero el desnivel y las condiciones.
En Agés nos esperaban nuestras compañeras, no necesariamente más descansadas, pero bastante menos olorosas, así como un ragú maravilloso (una boloñesa de toda la vida pero en italiano). ¡Os habría encantado! Contar con una coordinadora italiana tiene sus ventajas 😛
Con los estómagos llenos y unos minutillos de siesta que trataban de vencer al cansancio del viaje, tuvimos la primera sesión en persona del proyecto. Ojo, las caras online cambian bastante.
Entramos en contacto con términos como ecofeminismo, agroecología o soberanía alimentaria y vimos cómo estos pueden conectarse resultando en un proyecto europeo muy interesante. En confianza os decimos: esperamos ir aterrizando
todos estos conceptos durante las futuras visitas a las diferentes iniciativas y, quién sabe, quizá algún día ponerlos en práctica.
Esa misma tarde hicimos diferentes dinámicas en las que descubrimos que algunas de nosotras sufrimos por no ver el tour de Francia o que otras somos verdaderas artistas en disciplinas varias. ¿Qué habriais compartido vosotras? Además, redactamos nuestro acuerdo de grupo. Acordamos cuidarnos, respetarnos, escucharnos… ¡Fue un momento muy bonito para nosotras!
Tras una cena para chuparse los dedos (¡gracias Azu y Juan por las tortillas!), aguantamos lo que el frío y el sueño nos dejaron. Hoy, hemos amanecido con un montón de ganas de ponernos manos a la obra. Además, hemos desayunado al sol, lo que nos ha ayudado a cargar las pilas que el sueño no había logrado cargar. Hemos revisado el programa y nos hemos dividido en grupos de trabajo… hasta la hora de comer. ¡Qué rico estaba el arroz!
Os dejamos aquí. Tenemos que ir a poner las bicis a punto para mañana.
¡Hasta la próxima! 😉


