De Quintanalara a Mambrillas de Lara pasando por Campolara
Hola de nuevo,
Después de una cena maravillosa en Mambrillas de Lara, queremos contaros en detalle el día de hoy. Hemos empezado la mañana con
sueño y dolor en las piernas (algunas más que otras), pero hemos seguido la ruta tal como estaba programada: 15 km hasta Campolara. Es nuestro último día de pedaleo, ¡así que a disfrutarlo!
El paisaje ha sido, una vez más, inspirador: con robles trasmochados, caminos asfaltados, y la vía verde acompañándonos a nuestra derecha. Tras el pedaleo, se notaba un ambiente cansado, pero con ganas de descubrir la siguiente iniciativa: Agrolara. Javier, presidente de esta entidad, es arqueólogo de formación y un ejemplo vivo de lo que significa ser neorrural: alguien que ha decidido construir su proyecto de vida en el entorno rural, apostando por la sostenibilidad, la autosuficiencia y la soberanía alimentaria.
Agrolara es una asociación sin ánimo de lucro en defensa del mundo rural y el fomento de prácticas medioambientales sostenibles. Javier nos ha explicado cómo han recuperado variedades locales y antiguas de cultivos hortícolas y frutícolas. Muchas de ellas se estaban perdiendo frente al avance de variedades modernas, más productivas pero menos resistentes a las
condiciones climáticas cambiantes, y sujetas a patentes comerciales. Las variedades tradicionales, en cambio, tienen menos rendimiento pero más sabor, más historia y una mejor adaptación al entorno. Ya han recuperado diez, entre ellas la alubia esclava o el garbanzo de cara de viejo y pico de gorrión. Con cada una no solo se recupera una semilla, sino también un refrán, una técnica, una parte del patrimonio cultural, como por ejemplo “Por San Marcos, el garbanzal ni nacido ni por plantar”. Para él, plantar tus propias semillas es un acto de autosuficiencia y libertad. El campo, aunque exige esfuerzo, también devuelve mucha satisfacción.
Nos ha hablado de su trabajo para conservar las razas autóctonas en peligro de extinción, como la vaca negra castellana, apostando por una ganadería extensiva que respeta los ciclos naturales y el bienestar animal. Sobre todo, nos ha recalcado la importancia de generar redes de apoyo mutuo
entre productores locales: “yo te doy, tu me das”. Ha sido en este contexto que nos ha presentado a Iván, un joven ganadero que ha apostado por la ganadería en extensivo y la vida rural. Iván ha compartido con nosotras su proyecto y nos ha enseñado sus vacas, de raza Alistana Sanabresa. ¡Eran preciosas!
Hemos salido de la visita con muchas reflexiones. Algunas nos hemos apuntado la recomendación de lectura La vida en el campo de John Seymour. Creemos que quizás en este libro se esconden respuestas para un futuro más sostenible, o al menos más conectado con el sector primario (os animamos a que también lo descubráis que nosotras).
Después de la visita, hemos aprovechado para conocer un poco más el pueblo y comer en uno de los restaurantes locales. Con el estómago lleno, aún nos quedaban unos 6 km más de pedaleo para llegar al hostal donde dormimos esta noche. Menos mal que esta noche dormimos en camas de verdad, porque después de toda la ruta, necesitábamos descansar.
¡Mañana más!


