Día 6. Ecuador de la experiencia

-Pedaleo de Ferreruela a Luco y después a Calamocha-

” ♫♬ Hoy me he levantado dando un salto mortal, he pedaleando hasta Luco Jiloca ♫♬

Es el sexto día de ruta, ecuador de este viaje. Llevamos unos días sin ducharnos y a ratos una se siente sucia además de cansada pero el cuerpo se acostumbra y se adapta. Estas sensaciones forman parte de la experiencia.

Tempranito hemos ido pedaleando por carreteras entre campos de cereales y cultivos de secano por los que revoloteaban insectos y mariposas y donde crecen achicorias, dientes de León y cardos.

Nos hemos deslizado entre montañas hasta llegar al valle del Jiloca, por donde pasa el río que le da nombre. El agua ha vuelto a transformar el paisaje y han empezado a convivir campos de cereales con cultivos de maíz en regadío al que aquí llaman “Panizo”, como en la Huerta de Murcia. Por desgracia hemos descubierto que en su mayor parte es transgénico.

Mientras pedaleábamos en estos campos, a ratos también nos llegaban oleadas desagradables del olor de los purines. Este olor no es propio de ganado en extensivo y se debe al hacinamiento de animales en macrogranjas, una pena.

Una vez aterrizadas en Luco, Carlos nos ha recibido y en un alto mirador nos ha contado curiosidades sobre el pueblo, como que alguien cada noche hace un recuento de las personas que duermen en las casas para saber quién está, quién duerme e incluso quién ha dejado este mundo, como forma de cuidar a los mayores que muchas veces viven solos.

Se ha vuelto a nombrar la dureza del invierno, la palabra que más ronda a la gente de los pueblos. Hay incluso quién cuenta los años por esta estación tan determinante en la que la soledad y el recogimiento se hacen presentes e incómodos.

Hemos venido hasta este pueblo admiradas por el proyecto que comenzaron Carlos, María, Cañis y Carlos, cuatro amigos que soñaron juntos y han promovido una comunidad energética en modelo cooperativo que ya está generando una toma de conciencia sobre la autoproducción y el consumo de las gentes del pueblo. Tiene como objetivo final el autoabastecimiento al margen de la red oficial y de momento cuentan con un huerto solar de 120 placas de las que obtienen la energía.

En torno a esto se están moviendo otro montón de proyectos de desarrollo local porque una cosa llama a la otra y como dice mi padre: “a más, más y a menos, menos”. Como curiosidad te cuento que esta iniciativa es pionera en Aragón y de las primeras del territorio español, un ejemplo para muchas otras poblaciones que poco a poco se van sumando al carro del cambio de modelo. Son gente joven, del pueblo, preparada y con muchas ganas de hacer de este sitio un lugar mejor. Si quieres verles en acción puedes mirar la página web y sus redes @lucoenergía / @participaenergia.

Un problema que también nos han nombrado bastante en los pueblos y que quería compartirte es la falta de vínculo entre las instituciones que toman las decisiones sobre los territorios y los propios lugares. Por ejemplo, como ya sabemos, en el medio rural hay un problema de disponibilidad de vivienda pero algunas de las propuestas que vienen de la administración no tienen mucho sentido: ¿cómo van las vecinas a denunciar las casas que quedan vacías en un pueblo pequeño, siendo de otras vecinas con las que probablemente han crecido? O también, ¿por qué un terreno que tiene una parcela y un granero genera tantos problemas a la hora de distinguir el tipo de uso del suelo (si urbano o rústico) para poder plantear proyectos ilusionantes? ¿Por qué se hace la separación de suelos mirando un mapa, y no acudiendo a dicho lugar?

Hemos continuado la ruta pedaleando por la Vía Verde Santander-Mediterráneo hasta llegar a Calamocha, donde esta tarde hemos visitado a Jesus y Rosario, quienes junto a Eva, Ernesto, Paula y Mariano, llevan Rosar (@rosar_eco), cultivo de rosas para producción de hidrolato, todo en ecológico. Un original complemento a su actividad agrícola, buscando generar alternativas a los cultivos tradicionales mayoritarios.

Para poner esta iniciativa en marcha fueron a Bulgaria, donde este cultivo es de gran importancia, para conocer su funcionamiento, y después compraron allí las primeras rosas con las que iniciaron su plantación.

Nos han contado también que en junio, la época de recolección de las rosas y coincidiendo con el inicio del verano, los capullos se cosechan a mano por la mañana temprano y, tal cual se recogen, se destilan, obteniendo de los pétalos su agua de rosas que también es comestible. Estas rosas no son rosas convencionales, sino unas rosas muy olorosas que florecen en un día y marchitan al día y medio, por lo que la recolección en época de floración se realiza de forma diaria. Como siguen en constante aprendizaje, este año han viajado a Marruecos para conocer más sobre el aceite esencial de rosas que les gustaría llegar producir, aunque eso será ya para el año que viene.

Hoy tenemos un polideportivo enorme para nosotras solas, y un tatami acolchadito para dormir, aunque no mucho tiempo para hacerlo. Estamos felices y contentas, estos días han pasado volando, queremos pedalear y conocer mucho más los territorios que estamos transitando.

Esto te encantaría,

te mando un abrazo fuerte.”



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