Día 9. Descubriendo nuevos paisajes

De Pineda a Quintanalara con chocolate en la parada

Buenos días, 

¿Cómo estáis de ánimos? Los nuestros parecen que hoy nos flojean un poco. Os escribimos desde Quintanalara después de la que, a día de hoy (y ya hasta el final de la ruta), ha sido y será la más complicada de las etapas de pedaleo. 

Hemos amanecido en Pineda de la Sierra y, tras un buen desayuno acompañado de unas preciosas vistas de la sierra, nos hemos dispuesto a salir en dirección a tierras de Lara. Pero, al coger las bicis, las montañas de las que disfrutamos en el desayuno se convirtieron en una dificultad que teníamos que superar. Subidas, bajadas… pero también robles, pinos e incluso hayas que, tras subir el puerto del Manquillo, dieron paso a paisajes más abiertos, repletos de pastos, encinas y quejigos. Fue tan maravilloso que, al finalizar la ruta, coincidimos en que sí, había supuesto una dificultad. Pero no una cualquiera: nos había hecho comprender a qué se referían las coordinadoras del proyecto cuando hablaban de que la bicicleta es lo mejor del mundo, de que es un medio estupendo para descubrir el territorio porque te permite conectar con él de otra manera o, incluso, cuando nos decían que para ellas la bicicleta es terapia (hemos de decir que el bocata de chocolate que comimos a mitad de la ruta también ha ayudado). 

Pero el día no ha acabado aquí. Después de toda una mañana de pedaleo, Marta, vecina de Quintanalara, nos esperaba para enseñarnos la biblioteca de Bookcrossing que han instalado en el antiguo almacén municipal. ¿Habéis escuchado alguna vez el término bookcrossing? Nosotras nos quedamos bastante sorprendidas cuando Marta nos habló de los 11.000 libros que llenaban las estanterías de esta biblioteca, así como de esos 10.000 libros más que estaban “liberados en la jungla”. Tranquilas, no es que esos libros se hayan perdido en parajes exóticos. Se emplea esta frase cuando “están viajando”, es decir: cuando un lector los ha intercambiando por otro libro y se los ha llevado para, idealmente, volverlos a intercambiar en otro punto de bookcrossing. 

Después de la visita a Marta, Rubén, alcalde de Quintanalara, nos ha presentado su proyecto: Laratruf. Se trata de un proyecto enmarcado en el sector de la trufa, sector que empezó a introducirse en España en los 80, pero que no despegó en la zona de Burgos hasta unos años después cuando truferos de Huesca y Teruel, zonas pioneras en el cultivo de trufas en España, enseñaron a los agricultores de Burgos los secretos que este cultivo entraña. 

Rubén nos ha hablado de la micorrización: proceso de juntar las esporas de la trufa con la planta, empezando así una simbiosis en la que la planta micorrizada obtiene agua y minerales del hongo y este, a su vez, obtiene hidratos de la planta. Nos ha hablado de los tres aspectos que, en su opinión, suponen la clave del éxito para cualquier truficultor: la elección del terreno, la elección de la planta y el riego. De todos modos, nos ha advertido de diversos factores que hacen del sector trufero un sector bastante complicado: el mantenimiento es costoso, el mercado tiene muy marcadas las características que han de reunir las trufas “buenas” y se trabaja con algo que no ves. Es decir, las trufas crecen bajo tierra y suelen recogerse a los ocho años de iniciar la plantación. Todo ello hace que muchos truferos tiren la toalla antes incluso de haber recogido una trufa. ¡No podíamos ni imaginar todo lo que había detrás de la producción de este pequeño hongo!

Y después de esta visita… ¡A cenar, que menuda hambre tenemos! 

¡Os dejamos, hasta mañana!

Un abrazo,



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