-Pedaleo de Gallocanta a Nuévalos-
“A las buenas tardes,
Te escribo hoy desde un merendero al aire libre en Nuévalos al que hemos llegado hace un ratito. Nos rodea el sonido de una fuente, pajaritos y el vaivén de los sauces llorones y los chopos.
Hemos cambiado de paisaje a lo largo de los 44,7 km que hemos recorrido hoy apenas sin esfuerzo por las largas bajadas y porque los cuerpos ya están hechos a la bici. Nos fundimos como una sola cosa las dos casas: nuestro cuerpo y nuestra bici con alforjas en las que llevamos todo lo necesario.
Hemos salido con la fresca después de un buen desayuno y enseguida ha ido cambiando el paisaje: primero abundancia de encinas, trigales, cebada y campos de girasoles, después almendros, pinos y algún nogal junto a una ermita del camino. También retamas, una planta que huele a curry. Edurne, coordinadora también del proyecto, nos ha enseñado a distinguir la cebada, que es más alta y con las barbas de la espiga más caídas que las del trigo, que es más bajo, oscuro y con estas barbas más pequeñas.
Hemos parado al poco de salir en la Laguna de la Zaida a disfrutar de la calma, el sonido de las ranas y los flamencos de fondo. Llevo ahora girasoles, cardos en flor y brillantes libélulas en la retina.
En algún momento ha aparecido de nuevo la comarca Comunidad de Calatayud y nos ha invadido un aroma a nostalgia agridulce, en esta zona ya más cerca del pueblo han aparecido de nuevo frutales: higueras, almendros y algún manzano, y hemos vislumbrado pueblos que se fundían y mimetizaban entre las rocas y montañas del paisaje que poblaban.
Hemos comido juntas cerquita del río, pero antes hemos aprovechado para bañarnos en él.
Aunque nos hemos bañado en muchas piscinas y fuentes, hoy ha sido el primer día que hemos disfrutado de un río, qué sensación tan gustosa del verano, bañarse, escuchando el sonido del agua correr, los pájaros cantar y árboles guardando el lugar…
Te sigo narrando luego.
Ahora es de noche, ya vamos a dormir, pero antes guardo este ratito para escribirte y contarte como ha ido esta tarde, en la que nos hemos encontrado con Acobija (@acobija_biodiversidad) una asociación que gestiona muladares específicos para el milano negro y el alimoche común.
Andrea nos ha estado contando la repercusiones que tiene en la naturaleza la desaparición de la ganadería extensiva, regenerativa y trashumante ya que los buitres llevan más de 10.000 años asociados a esta práctica. La aparición de la ganadería supuso un cambio en la alimentación de los buitres, quienes dejaron de alimentarse de herbívoros silvestres para alimentarse de herbívoros domésticos, modificando su comportamiento en función de estas prácticas y ritmos.
La actividad de los buitres en los ecosistemas es fundamental. Son capaces de detectar los cadáveres de animales, gracias a su vista porque no tienen olfato y, en muchos casos, para ello son ayudados de los cuervos, que poseen un plumaje que brilla y llama la atención de estos, favoreciendo que acudan para alimentarse. Una vez localizado el cuerpo pueden dejarlo en los huesos en cuestión de minutos, impidiendo así la proliferación y transmisión de enfermedades a lo largo de toda la cadena trófica.
Sin embargo, en los años 80, con el caso de “las vacas locas” se prohibió dejar estos cadáveres de la ganadería extensiva en el monte, afectando al comportamiento y poblaciones de las aves que se alimentan de los mismos.
Por un lado, para dar una “solución” a estos cadáveres se propusieron los muladares, espacios donde se dejan alrededor de 600 kg de comida de animales en estos lugares, lo que llevó a los buitres a modificar su comportamiento “natural” de buscar, aprendiendo dónde se encuentran las fuentes de comida en gran cantidad, acudiendo a ellos, en lugar de ondear en el aire prospectando, comportamiento que se les hace muy difícil recuperar una vez modificado.
Sin embargo, en muchos casos, la burocracia necesaria para que los cadáveres de animales sean dejados en estos muladares supone un obstáculo para las personas que gestionan la ganadería. Por ello, Acobija ayuda a los mismos a gestionar estos papeles, favoreciendo que las aves necrófagas puedan alimentarse de los mismos y proteger sus poblaciones. Paralelamente, esta asociación promueve el consumo de carne de ganadería extensiva, realizando una función de sensibilización ambiental sobre el impacto positivo de la misma en el entorno.
Acobija está gestionando el primer muladar dedicado específicamente al alimoche común y al milano real, buscando preservar estas especies, ya que sus poblaciones están viéndose afectadas tanto por molinos eólicos como por envenenamiento al alimentarse de roedores pequeños contaminados, en muchos casos en macrogranjas de cerdos.
Desde Acobija llevan varios muladares simultáneamente, buscando preservar ese comportamiento natural de prospección del territorio que realizan estas aves, y favoreciendo y preservando los corredores ecológicos. Tras charlar con Andrea, ascendimos por el río y entre montañas llegamos hasta uno de los muladares donde nos esperaba Caspi, compañero de Acobija. Este muladar es específico para alimoches y milanos reales. En él se alimentan de pequeños trozos de conejo, y también pueden encontrar lana para hacer sus nidos, ya que si no la tienen, acaban utilizando plásticos.Conocer los ecosistemas y la función de la ganadería extensiva nos abre un mar de cuestiones y reflexiones en las que sumergirnos y cuestionarnos algunas ideas sobre el vegetarianismo, así como sobre la mirada que existe en las ciudades sobre la ganadería y su función. Curioseando sobre esto, Andrea nos recomendó el documental de “Ganado o desierto” y el libro “Los árboles te enseñaran a ver el bosque”, por si te apetece leerlos.
Hemos cenado en un garaje en Nuévalos y hemos hecho un ritual para evitar pinchazos, porque en ninguna ruta habían aparecido tantos problemas con las bicis como en esta. Ahora está tronando y lloviendo fuerte, huele a tierra mojada y vamos a dormir escuchando la lluvia caer. Mañana es el último día de pedaleo, no quiero que esto se acabe, esta siendo una experiencia intensa pero preciosa, te mando un abrazo fuerte”.