Corella – Alfaro – Valtierra – Arguedas | 40.71 km
En el cuarto día de nuestra aventura nos hemos levantado sobre las 7 de la mañana con pocas energías, aunque con mucha ilusión.
Hemos desayunado, rehecho nuestras alforjas, como de costumbre, y nos hemos dispuesto a empezar nuestra aventura. Hoy, hemos salido en grupos de tres rumbo a Arguedas. Por el camino hemos pasado por distintos pueblos: Alfaro en la Rioja junto a Castejón y Valtierra en Navarra. Por el camino hemos pasado por la empresa de hormigón de la que tanto nos habló Javier de Miel 111.44 en nuestra visita de ayer. Hemos pasado por un paisaje bastante distinto del que nos había acompañado hasta ahora donde hemos encontrado más cultivos como alfalfa, tomateras y manzanos. En esta ocasión la integridad de la ruta ha transcurrido por carretera, lo que ha sido satisfactorio para la mayoría ya que la bici ha ido más rodada y hemos podido disfrutar más del paisaje. Además, esto nos ha ayudado bastante ya que ninguna de nosotras ha sufrido de ningún pinchazo ni contratiempo mecánico, al menos hasta Arguedas. Aprovechando que pasamos por la carretera saludamos a los distintos camioneros que encontrábamos por la ruta recibiendo un cálido saludo sonoro por su parte con su potente claxon. Al llegar al pueblo hemos ido llegando los distintos grupos y hemos aprovechado para hacer una pequeña parada antes de encarar el final de la ruta. Nuestra próxima parada era
el Centro de Información Turística de las Bardenas que se encontraba a siete kilómetros del pueblo. Allí nos estaban esperando Alejandro, biólogo del centro, y Jesús, veterinario de la zona. Cabe decir que el camino hasta llegar ahí no fue nada fácil. Tuvimos que afrontar nuestros primeros repechos considerables de la ruta y fue duro pero al final llegamos todas sanas y salvas y con energías suficientes para escuchar a nuestros dos protagonistas de la zona. Lo bonito e increíble fue que todo este camino transcurrió por las Bardenas Reales. Este singular sitio del sur de Navarra presenta un paisaje árido y llano en contraposición de lo que puedes esperar encontrar en otras regiones de la comunidad.
Al llegar al centro de información de las Bardenas reales Jesús y Alejandro nos han explicado la historia y los orígenes de este parque natural. En este desierto inhabitado 22 entidades congozantes navarras, desde el Roncal hasta la Ribera, han subsistido durante siglos mediante la ganadería extensiva trashumante y la agricultura tradicional. No obstante, en estas últimas décadas, la agricultura moderna, basada en un modelo capitalista, ha desplazado la tradicional. Las macrogranjas y la ganadería intensificada han sustituido el modelo tradicional basado en el aprovechamiento de recursos y que colaboraba en la gestión de nuestro territorio.
Jesús nos ha explicado el increíble servicio ecosistémico que realiza el ganado rumiante, el cual lleva a cabo una gestión forestal, no solo pastando en los campos, sino también limpiando nuestros montes mientras se alimentan de vegetación arbustiva. Ante la disminución del pastoreo actual, los montes crecen sin control, lo cual unido a una gestión antiincendios nefasta provocan lo que está ocurriendo ahora mismo: 400.000 ha quemadas por toda España en tan solo un verano. Como nos han recalcado Jesús y Alejandro, «sin una ganadería extensiva. España se quemará desde Gibraltar hasta los Pirineos». La solución, sin duda
compleja, necesita también de un trabajo multidisciplinar y colectivo: por parte del sector, rediseñar la ganadería extensiva y facilitar a los y las jóvenes ganaderas, la entrada en el sector; por la parte que nos toca como consumidoras, comprar conscientemente y localmente, recordando que nuestras acciones también son políticas y que no todo está perdido como a veces nos hacen creer.
Tras nuestra visita hemos bajado a Arguedas para instalarnos en su polideportivo el cual ha sido nuestro privilegiado hotel para esta noche. Hemos pasado la tarde trabajando en la piscina del pueblo donde nos hemos dado cuenta de porqué los romanos decidieron llamar a este territorio como Muskaria. Este pueblo es famoso por la abundancia de mosquitos y moscas que aprovechan toda piel humana para chupar su sangre y dejar de paso su sello para todo aquello que le toque encontrarse con ellos. Tras esto acabamos bastante derrotadas como de costumbre y fuimos a dormir. Hasta mañana.


