Arguedas – Santacara | 38.27 km
Hoy nos hemos levantado cansadas, pero gracias al energizer de Laura (una de las cordis de Brújula Intercultural) hemos cogido energía para nuestra ruta a través de las Bardenas Reales ¡Y vaya si la íbamos a necesitar!
Desde Arguedas ha comenzado nuestro trayecto hasta Santacara, en su gran mayoría un camino de tierra repleto de piedras (tuvimos varios pinchazos que se solucionaron rápidamente). Los primeros kilómetros han sido de subida hasta que hemos llegado al Plano, una meseta al oeste de las Bardenas repleto de cultivos, en su mayoría de cereal ya cosechado, donde nos esperaban unos 30 kilómetros llanos en línea recta. Aunque el sol era abrasador y las piedras hacían el camino un poco más difícil, el paisaje y la conversación, amenizada con un poco de música, han hecho el viaje muy ameno y el reto ha sido superado por todas con creces.
Tras una siestica muy merecida hemos decidido ir a visitar la laguna de Pitillas, que forma parte de la Red de Equipamientos de Educación Ambiental. Después de la dura ruta de hoy, 6 km por carretera y sin alforjas ha sido un gustazo. Al llegar, Iosu, guía del observatorio de aves nos ha contado la historia del paraje. Este no fue considerado reserva natural hasta 1987, tras lo que mejoró su conservación. Después de esto, se ha secado totalmente hasta en tres ocasiones, siguiendo un puntualísimo ciclo de 10 años. Al mirar a través de los inmensos ventanales lo que más nos ha sorprendido ha sido el gran número de aves que había que paran aquí como parte de su ruta migratoria. Aunque a simple vista, todos los «bichos» nos parecían iguales, las pajareras del grupo nos han hecho darnos cuenta de cómo simples detalles pueden diferenciar a una especie de otra. Vimos zampullines, aguilujos laguneros, fochas, anades azulones y otras aves acuáticas. Sin duda, deberíamos empezar a mirar más hacia arriba, y apreciar todo lo que hay sobre nuestras cabecitas.
Tras una cena riquísima de fajitas y una sesión de evaluación del proyecto hasta ahora, nos hemos ido todas a dormir agotadas pero felices por haber vivido un día más la experiencia de Rural Forks.


