Día 1. Comienza nuestra aventura

El proyecto Rural Forks comenzó en el desfilader​​o del río Oca, en la villa de Oña, Burgos. El miércoles, 19 de julio, empezamos a llegar las participantes de este proyecto desde múltiples puntos de España con diversos medios de transporte. Gracias a los trenes, autobuses, coches, y por supuesto sus propias bicicletas, hemos venido desde Alicante, Dublín, Segovia, Zaragoza, Huesca, Burgos, Madrid, Barcelona y País Vasco a la puerta de entrada de la comarca de Las Merindades.

rural forks castilla y leonEl punto de reunión fue el albergue, ubicado en la antigua estación de tren del Ferrocarril Santander-
Mediterráneo, un proyecto para unir por tierra los puertos de Santander y Valencia, pero que no llegó nunca a funcionar y se ha reconvertido en una estupenda vía verde perfecta para el cicloturismo. Cada participante llegamos cuándo y cómo pudimos, y comenzamos a conocernos y repartir las literas. Nada más entrar hubo un bombardeo de preguntas entre las participantes, ya que necesitábamos conocernos y saber lo básico de nuestras vidas. Un poco más tarde, estuvimos hasta la hora de cenar dibujando y pintando unos carteles relacionados con el logo y nombre del proyecto “Rural Forks”.

Como en todo viaje siempre hay algún imprevisto. Esta vez los protagonistas fueron la compañera que se rural forks castilla samanthaolvidó su cepillo de dientes en casa y la caída de un participante que venía en bicicleta de camino a Oña. Aprovechamos, después de terminar de hacer los carteles, para conocer más el pueblo andando y viendo todo lo histórico de él, porque las necesidades en ese momento eran la compra de un cepillo de dientes y la visita a urgencias. Nos parece relevante mencionar que nos sacamos nuestra primera foto grupal en las escaleras de la iglesia de Oña, y además, nos la hizo una chica llamada Samanta.

Para este proyecto, los alimentos son muy importantes, ya que los ejes fundamentales de Rural Forks son soberanía alimentaria, agroecología, ecofeminismos, movilidad sostenible, mundo rural vivo y consumo consciente y transformador.

En este viaje, íbamos a seguir una dieta vegetariana basada en productos locales. Por lo tanto, nuestra primera cena fue una hamburguesa vegetal entre pan y pan, con opción de acompañar también con lechuga, tomate, cebolla, queso, pepinillo y mayonesa, con patatas.   

rural forks oña Pese al cansancio, nuestras maravillosas organizadoras nos presentaron la agenda de los siguientes días de ruta, junto con los grupos que se harían cargo de ciertas encomiendas (comida, cena, desayuno, basura) y también se utilizarían estos mismos grupos para la reflexión de cada día.

Este fue un día especial, no sólo por ser el inicio de una aventura para conocer proyectos rurales que mantienen vivo el territorio, sino porque serían las dos únicas noches en que dormiríamos en una cama. La austeridad del cicloturista estaba por comenzar.



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