Día 2. Descubriendo el interior de Caspe

Con la dulce melodía de un taladro en acción, comenzamos un nuevo y acalorado día. Hoy nos tocaba enfrentarnos a una nueva odisea: el temido plan de LA COMUNICACIÓN.
Se nos ha puesto a prueba con una dinámica (spoiler: fallida) para comunicarnos. Divididas en tres grupos, teníamos tres misiones diferentes con sillas: ordenarlas en línea, darles la vuelta e introducirlas en otra habitación. Después de una pelea intensa, nos dimos cuenta de que las tres misiones eran compatibles. Esto resaltó la necesidad de hablar entre nosotras. Tras esto, nos explicaron las responsabilidades de cada equipo de comunicación, que son tres: Redes Sociales, Blog y Podcast + Wikiloc. Nos dividimos por grupos de trabajo e ideamos las estrategias comunicativas.

Pedaleando ante la mirada de un pueblo incrédulo por la presencia de tantas bicis, llegamos a La Casa Bosque, donde nos esperaban Jass (igual no se escribe así, jeje, es holandesa) de El Gozo de Aragón y Cristina de la mismísima «Forest House». Empezó Jass con una presentación donde puso todo su empeño hablando en castellano. Jass ha viajado por todo el mundo, es políglota de las de verdad y es musulmana. Llegó a Caspe en búsqueda de un lugar donde asentarse y sentirse ella misma, libre de ser. El Gozo de Aragón es una masía que ofrece un espacio donde hay valores como la creatividad, sostenibilidad, diversidad, vida rural e interculturalidad, ya que en Caspe hay más de 60 nacionalidades diferentes.
Su idea es generar ocio para personas locales accesible a todo el mundo, con especial atención a personas vulnerables. Organiza eventos sobre artesanía, arte, naturaleza, bienestar… Cada persona que asiste deja un recuerdo en forma de piedra decorada, que en su conjunto constituye una carretera de los recuerdos. Tiene WorkAway y admite voluntarios, ¡anímate!.
Su sostenibilidad se basa en energías renovables, reciclaje, agua proveniente de una acequia, huertos, uso de materiales lo más sostenibles posible y una fosa séptica. La cual, como diría Marina, está gestionada por un ejército de lombrices come-mierda (literal, no se dejan nada), y los líquidos se filtran con cañas. Comentó la similitud entre las culturas mediterránea y árabe: familia, comida y disfrutar de la vida. La mujer se animó a responder nuestras incesantes preguntas mientras decorábamos sus piedras.

Tomó el relevo Cristina, quien nos introdujo en la enorme casa que teníamos delante, ya que estábamos en el patio intentando no morir por higos que caían como bombas en nuestras cabezas. La Casa Bosque es un proyecto de dinamización rural y recuperación de patrimonio histórico. Sus valores giran en torno a comprender el pasado construyendo el futuro (pedazo frase, ¿eh?). La masía pertenece a 15 herederos y estaba derruida. Empezó a resurgir en 2012 cuando se cedió el patio para las fiestas de Compromiso de Caspe, donde celebraron una fiesta medieval. Y no fue hasta 2017 que, con un crowdfunding, alquilaron la masía con derecho a compra. Fueron restaurándola por fases, con un equipo de jóvenes arquitectas recién licenciadas y algunas personas con más fe que otras en el proyecto. El dinero provino de la idea de apadrinar una teja del tejado por 5 euros. En 2019, se innovaron y apostaron por el EsCaspe Room (bien creativo el nombre, ¿eh?), pero fue poco popular debido a la pandemia. Ahora hacen talleres de restauración de muebles, cuenta con un espacio de co-working, se hacen jornadas de emprendimiento, reuniones de Extinction Rebellion, rural jams… Todo sin finalidad económica, ya que la asociación busca el emprendimiento social.

A pesar de que el bosque brilla por su ausencia, la casa tomó el nombre del apellido de la última familia que vivió en la masía hace más de 60 años, la familia Bosque. El padre fue gobernador de Asturias y republicano fusilado en la guerra, como podía verse a lo largo de las estancias rehabilitadas/museo. Se han conservado paredes originales, objetos, techos y sobre todo, su esencia.
Si el día no había sido suficientemente completo, se nos ofreció participar en una clase de baile libre con la profe de baile de Caspe en el patio bajo las peligrosas higueras. Y después cenamos pizza cuadrada, la cual no estuvo a la altura de las expectativas italianas.



Más por explorar

Rural Forks 2: La Evaluación del Proyecto

Esta ha sido la segunda edición del proyecto Rural Forks, una actividad de participación juvenil co-financiada por la Unión Europea a través