El siguiente día, jueves 20 de julio, nos levantamos, fuimos a desayunar e hicimos unas dinámicas de conocimiento. Nos presentaron energizers, juegos para trabajar la confianza entre nosotras mediante los sentidos (visión, tacto y oído, especialmente) e incluso actividades de educación no formal que no conocíamos anteriormente. Por mencionar una, os compartimos una de ellas: el grupo se divide en parejas; esas dos personas, están hiladas mediante las manos, y no se pueden separar hasta saber algo nuevo de su compañera. Fueron momentos de muchas risas, preguntas y conexión entre nosotras.
Era poco el tiempo que habíamos pasado juntas, pero ya daba la sensación de que llevábamos conviviendo mucho tiempo. Tenemos ideales, principios y gustos en común.
Para llevar una convivencia más sana y amigable, pusimos sobre la mesa unas reglas concretas en común. Cada forker aportó 3 ideas, y de todas ellas, agrupamos los 10 últimos acuerdos conjuntos. Después de esto, tuvimos una pequeña clase básica de ciclomecánica, que deseábamos nos fuera útil en los siguientes 10 días de pedaleo.
Como todos los días, antes de seguir con la mañana, nos tomamos un descanso en nuestro ‘Coffee Break’. Cogimos con fuerza una actividad para abrirnos con nuestras compañeras, en la que hablábamos sobre miedos, expectativas y contribuciones que teníamos que aportar. Finalmente, recordamos los principios del proyecto (mencionados en el cuaderno del día anterior), y se presentaron los grupos de trabajo sobre la comunicación del proyecto (la página web, las redes sociales, el podcast y la app llamada wikiloc), en los cuales hubo varias aportaciones.
Llega la hora de la comida, y nos tocó comer una pasta carbonara riquísima con calabacín. Después de comer, nos pusimos a trabajar con la comunicación del proyecto que tenía asignada cada grupo, se dedicó este tiempo a repartir lo que cada una iba a hacer los siguientes días con la tarea que se le había adjudicado, y empezar a realizar esa actividad. Hicimos un poco del trabajo sobre la comunicación del proyecto, y para terminar, nos juntamos en los grupos de trabajo para reflexionar sobre llo vivido ese día.
Como teníamos una presentación de nuestro proyecto a las 20:00 en el ayuntamiento de Oña, teníamos tiempo, y decidimos ir a hacer una visitilla, y así, conocer a Josu, un hombre muy sabio con muchos conocimientos sobre el mundo rural, que nos intentó convencer sobre el cuidado que necesitan los pueblos y la naturaleza. Josu es el encargado de las visitas en la casa del Parque de Oña.
Luego, nos dirigimos hacia el ayuntamiento dónde llevamos a cabo nuestra presentación y dónde casualmente coincidimos con Samanta, la mujer que nos sacó la foto grupal el día anterior y que es dueña del Restaurante Blanco y Negro con su marido senegalés, y que nos contó su vida e historia. ¡Nos quedamos realmente sorprendidas!
Cuando terminamos la conversación con Samanta, nos fuimos al albergue para cenar y finalizar con este larguísimo día. Cenamos unas tortillas de patata con ensalada también buenísima, y mientras algunas hacían la comida para el siguiente día, unas trabajaban en los grupos de comunicación del proyecto, otras tiraban la basura, y las otras se quedaron simplemente descansando.