Día 4. 400 metros de desnivel

26 de Julio de 2024. – Puentedura – Hotel Rural Bioclimático Sabinares del Arlanza.

Unos ronquidos nos despertaron a la mitad del grupo aquella mañana. El resto se levantó gracias a la energía de un compañero, que comenzó a cantar y bailar para “ayudar” a despejarnos. Comenzamos nuestra ruta un día más hacia Puentedura, donde pasamos la mayor parte del día. En el camino hacia el pueblo, montados en nuestras bicis, nos entretuvimos jugando a la caja musical y a diferentes juegos de adivinanzas, por lo que los 12 km en bicicleta nos resultaron amenos y muy divertidos.

Nos situamos a la orilla del río Arlanza, donde continuamos con nuestro trabajo de comunicación y tuvimos un divertido momento de bromas y chiste. Al mediodía llegamos al Hotel Rural Bioclimático Sabinares del Arlanza, donde nos esperaban Martín y Karen, una pareja que ha construido desde cero este espacio a partir de 2001 con entusiasmo, ilusión y mucho esfuerzo y trabajo

Martín nos contó su historia, y como sintió la necesidad de construir un espacio donde vivir con sus propias reglas y visión de vida. Tras presentarnos, nos hizo un tour por todo su espacio, explicando al detalle cada rincón de las dos hectáreas. Desde el por qué hasta cómo se las ingenió con su familia para construirlas. El invernadero, la piscina natural con fitodepuración, la ducha solar, su propia casa y garaje, y muchas más partes de su finca que muestran su estilo de vida: ecológico y autosuficiente. Como él mismo dijo: “No voy en contra de nadie, solo voy en la corriente que creo. Vivo acorde a lo que pienso”.

En este espacio que han construido realizan talleres para niños, bodas y eventos, un festival anual de música y campamentos de verano. Coincidimos con uno de los campamentos, al cual tres Rural Forkers explicaron qué era nuestro proyecto, qué iniciativas habíamos visitado ya y cuáles nos quedaban por visitar. Tras responder a algunas preguntas, nos sentamos a comer una buena paella preparada por el Hotel Sabinares del Arlanza. Martín, gran conocedor de la zona, nos recomendó un sitio de baño natural para refrescarnos, combatir el calor y reponer fuerzas antes de emprender nuestra primera etapa de más de 30 km, con destino Tubilla del Lago

Nos dividimos en tres grupos de pedaleo, pero todos sufrimos por igual los 400 metros de desnivel positivo que había en los primeros 15 km hasta la Sierra de Cervera, pasando por los pueblos de Cebrecos, Tejada, Ciruelos de Cervera y Santa María del Mercadillo. Al atravesar estos pueblos, los paisanos nos saludaban y animaban a seguir. Durante toda esta etapa quedamos fascinados por el bonito paisaje, conformado por extensos sabinares y llanuras de cereal y girasol. Tras el punto de máxima altitud, bajamos la sierra apreciando la belleza del atardecer sobre los campos castellanos. Cuando llegamos a nuestro destino, ya casi era noche cerrada, por lo que encendimos nuestras luces y frontales. Estábamos exhaustos, pero muy satisfechos y agradecidos, y nos esperaba una merecida cena para recuperar fuerzas, así como el lujo de una confortable cama y una buena ducha para descansar. 

Sin embargo, no todo fue sobre ruedas. La bicicleta de una de nosotros tuvo un problema técnico y desafortunadamente nuestra compañera no pudo continuar la ruta. Debido a esto, nos reorganizamos y cuatro continuaron su rumbo más adelante, seguidos por el resto con una de las organizadoras. Al finalizar la ruta, el resto de los compañeros empatizamos con nuestra compañera y nos dimos un abrazo colectivo, reforzando los lazos del grupo.

A pesar de que muchos pensábamos que no íbamos a ser capaces de terminar la ruta, conseguimos sorprendernos a nosotros mismos. Terminamos el día sintiéndonos muy orgullosos, satisfechos y motivados mientras contábamos durante la cena las diversas anécdotas que habían ocurrido en esta intensa etapa. Había sido un gran esfuerzo mental y físico, pero mereció la pena.



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