Día 5. La luz del día nublado

Con el cielo amenazante de tormenta, comenzamos nuestra ruta hacia Arenys de Lledó. Salimos del deportivo de Calaceite, donde pasamos la noche. Hicimos pocos kilómetros comparado con el día anterior, 15km para ser exactos. El tiempo nos dio una tregua y pudimos disfrutar de las carreteras solitarias (excepto las motos) rodeadas de pinares. 

Llegamos a Mas la Llum, un proyecto creado por Marta y Xavi. Os contamos su historia: desde el principio han estado siempre vinculados a la montaña a través de grupos scout. Provenientes de Barcelona, de jóvenes decidieron comprar una autocaravana para recorrer el mundo. En estos viajes se enamoran de la idea de rehabilitar un mas en su jubilación, pero deciden que en la vida hay que hacer las cosas cuando a uno le apetece (Carpe Diem, vaya). En el 2006 empiezan a buscar masías derruidas pero con el boom inmobiliario no encontraban algo dentro de su presupuesto, por lo que optaron por comprar un terreno y construir una casa. Decidieron optar por la bioconstrucción para seguir sus valores como ecologistas. Al no encontrar una constructora especializada en este tipo de obra, se lanzaron a construirlo por su cuenta. Les llevó a un gran viaje formativo de manera mayoritariamente autodidacta. La casa está hecha a base de paja, barro (adobe), algodón reciclado, ¡y lana de oveja! No te lo esperabas, ¿eh? Pues es un aislante genial y están experimentando con ello.

Tras un año y medio a tope, consiguieron terminar la obra y el proyecto comenzó. Alojaban a personas en una casa rural única por sus características y experiencias ofrecidas. Sin embargo, en el 2017, tuvieron un incendio y la casa se quedó calcinada. Se reunieron con un grupo de personas conocidas y no tan conocidas, y se decidió el futuro del proyecto. De las 26 sugerencias, salió, evidentemente, volver a intentarlo. La segunda casa de Mas La Llum todavía sigue en construcción porque se lo están tomando con calma. Nos contaban que se sintieron muy arropados por el pueblo porque se volcaron a ayudarlos desde el primer momento. El complejo lo denominan bioclimático. Esto consiste en entender la climatología del lugar y diseñar el edificio para que los eventos climáticos funcionen a tu favor. Ejemplo de esto puede ser cómo la fachada principal de la vivienda está orientada al sur pero con un porche por delante. De esta forma cuando el sol en invierno está bajo, entra por la ventana; y en verano el sol está tan alto que el porche no permite que entre. Durante el invierno además, añaden unas placas de policarbonato para generar una especie de invernadero dentro de la vivienda. Tienen también paneles solares térmicos que están conectados al suelo radiante para reforzar. Así como una estufa de leña en los días de poco sol. Solo usan un valor energético de 20€ anuales de leña. Para la electricidad cuentan con una instalación de 10kW de potencia de paneles fotovoltaicos y baterías. En resumen, son autosuficientes.
¡El agua! Usan el agua de lluvia recogida en los 400m² que tienen de tejado. Con la sequía que tienen este año solo han recolectado 50L /m² y aún así tienen suficiente. El agua de lluvia la pasan a través de filtros mecánicos y se clora. Eso sí, para beber, rellenan garrafas de un manantial de la zona. Defienden que sacar agua de un pozo es romper con el ciclo del agua y vulnera a los acuíferos. Las aguas negras se evapo-transpiran con cañizos y el sólido lo digieren unas bacterias. ¡No genera olores ni nada! Las aguas grises se usan para regar como abono. ¡Es como la casa del futuro!

Nos dieron un taller sobre lana super guay. Primero nos enseñaron a diferenciar el pelo (recto) de la lana (rizado). No sabíamos que eran diferentes proteínas y vosotros tampoco. Para limpiarla, la lana se mete en agua a 80°C sin moverse, y así se mata a su archienemigo del mundo mundial, las polillas. Como íbamos a hacer un taller de fieltro, Marta nos presentó unas herramientas tradicionales para escarmenar y cardar la lana. Luego nos enseñó la técnica de fieltro con agua y jabón e hicimos llaveros. Cada uno hizo unas bolitas muy majas y nos quedaron unas bicis muy decoradas!

Actualmente forman parte del sello turístico Ceres ecotour, una red de alojamientos conectadas con el territorio, la ecogastronomía y la cultura popular. Son un ejemplo no sólo de actividad turística sino también de persistencia y adaptación a las circunstancias. Su establecimiento atrae a gente que busca dejar una huella positiva en la comunidad rural, y ellos lo facilitan al solo dar productos de proximidad y ecológico. ¡Muy inspirador!

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