27 de Julio de 2024. – Tubilla del Lago – Ecos del Duero
Esta mañana tuvimos algo más de tiempo para dormir. El descanso en cama lo notamos y nos levantamos con más energía. Además, el desayuno de ese día fue un tanto especial. Teníamos un nuevo compañero en el grupo, se trataba de un integrante de la edición pasada de Rural Forks. Él conocía a uno de nosotros de algo totalmente inesperado: es artista de un grupo musical de estilo irónico de Madrid. Las compañeras de Biela y Tierra lo reconocieron, y fascinadas, nos dijeron multitud de veces lo buenísimos que son. Se creó un momento de risas y la canción que nos enseñó se quedó en nuestras cabezas para el resto del día.
Después de un energizer para despejarnos en una calle del pueblo, emprendimos el paseo hacia Finca el Saúco para conocer el proyecto Ecos del Duero, una escuela construida con métodos de bioconstrucción a partir de balas de paja siguiendo los principios de la biohabitabilidad, a tan solo 1 km de Tubilla del Lago. Nos sumergimos en la vida de Mónica y Pedro, unos antiguos funcionarios que dejaron su trabajo convencional para dedicarse a lo que más les apasionaba. Ahora viven en un entorno más tranquilo y conectados con el medio ambiente y realizan diversos cursos relacionados con el revestimiento natural, la bioconstrucción y la salud ambiental y de las personas.
Su casa fue construida por ellos mismos, con la ayuda del arquitecto Iñaki Urquía. Se utilizaron diversos materiales como arcilla y madera reciclada. Además, disponen de un huerto y una granja de gallinas para el autoconsumo. La casa, autosuficiente energéticamente, tenía estructura octogonal y estaba incrustada en una pequeña ladera, con orientación sur para aprovechar la luz solar. Mónica y Pedro nos contaron que su motivación principal era vivir en el campo de una manera sencilla, y nosotros corroboramos que así lo hacen. Estábamos tan interesados en su modo de vida y fascinados con su construcción, que preguntamos hasta los costes económicos de los materiales y de la mano de obra.
Como se trataba de un día de descanso sin pedaleo, tras una siesta reparadora nos fuimos a la piscina del pueblo, donde nos refrescamos, jugamos a las cartas y el tiempo nos recordó con unos chubascos de verano que nos encontrábamos en la provincia de Burgos. Aunque habíamos descansado, decidimos acostarnos pronto para poder adelantar nuestra hora de salida y evitar así sufrir la ola de calor que azotaba casi toda España. En definitiva, un día sin pedaleo pero bien completo.