30 de Julio de 2024. –Guzmán a Tabanera de Cerrato. Universidad Rural Pablo Freire del Cerrato.
Madrugamos con las primeras luces del día para que no nos pillara el calor del mediodía. Nos esperaba el día más largo en cuanto a kilometraje. Recorrimos más de 50 km entre los campos castellanos intercalando costosas subidas y bajadas aliviadoras, incluso apreciando en esta ruta los campos de lavanda. Entre medias, hicimos un descanso en el que comimos el “bocadillo de la abuela”, un trozo de pan con chocolate que nos supo a gloria.
Por fin llegamos a nuestro último destino, donde visitamos la Universidad Rural de Pablo Freire del Cerrato . Allí nos acogieron en la casa del baile, un espacio que a pesar de su antigüedad nos resultó realmente acogedor. En el tiempo libre antes de almorzar cogimos nuestros bañadores y nos dirigimos a la charca del pueblo, una zona inesperadamente bonita. Allí nos refrescamos, comimos y charlamos.
Por la tarde, tuvimos una intensa presentación de cuatro iniciativas acogidas en la Universidad Rural de Cerrato. Allí nos enseñaron desde música tradicional y folklórica, pasando por radio rural participativa, hasta un taller del proceso tradicional de confección de la lana. En nuestras cabezas resonaron frases como: “la tierra es para quien la baila”, “en la música está el alma de la cultura” y “es lo que tiene el pueblo, que aprendes de todo por supervivencia”.
De esta intensa experiencia, nos quedamos embelesados con los instrumentos folklóricos que Carlos nos enseñó y tocó, regalándonos un momento único. También sentimos la inquietud cultural y pasión que nos trasladó Javi con su proyecto de radio participativa K-Jabalí. Por último, Marta nos transmitió una gran calma y pasión al enseñarnos cómo se hilaba en tiempos pasados, a la vez que interpretaba canciones tradicionales ligadas al mundo de las mujeres que trabajaban la lana.
Tras una ruidosa y familiar cena que disfrutamos compañeros de Rural Forks y miembros de la Universidad Rural, nos reunimos al calor de una hoguera para tocar, cantar y bailar alrededor del fuego. Uno de los pelotones de pedaleo nos sorprendió con una canción inventada durante la ruta, a la que siguieron diversas interpretaciones con distintos instrumentos, que nos mantuvieron despiertos, alegres y festivos amenizando la última noche de Rural Forks. Sin duda este fue el cierre perfecto para celebrar nuestra alegría de haber participado en este maravilloso proyecto.